El CIM participa en un proyecto europeo a gran escala que busca combatir la pérdida de biodiversidad marina

6 de marzo de 2023

El CIM participa en un proyecto europeo a gran escala que busca combatir la pérdida de biodiversidad marina

El grupo de investigadores e investigadoras de Future Oceans Lab del CIM.

El Centro de Investigación Marina (CIM) de la Universidade de Vigo, que forma parte de la Red CIGUS, participa en un megaproyecto europeo con el que se pretende avanzar en el conocimiento y predicción del impacto del cambio climático en el ecosistema marino. El grupo Future Oceans Lab, dirigido por la profesora Elena Ojea, es el que se sitúa detrás de este ambicioso e innovador proyecto. Su objetivo es proporcionar las herramientas de conocimiento necesarias para hacer frente a la pérdida de vida marina, que se ha visto acentuada en los últimos tiempos.

En el proyecto, denominado “ActNOW, Advancing understanding of Cumulative Impacts on European marine biodiversity, ecosystem functions and services for human wellbeing”, participan 34 instituciones de 17 países y dispone de un presupuesto superior a los 10 millones de euros. De esta cantidad, la partida que corresponde a los trabajos del CIM es de 380.000 euros. Durante el mes de mayo está prevista la celebración de la reunión de lanzamiento en los Países Bajos, en la que se definirá la metodología y las estrategias de investigación a seguir por cada uno de los grupos de trabajo.

Este proyecto permitirá conocer como los diferentes factores de estrés ambiental y humano impactan en la biodiversidad, lo que, a juicio de los integrantes del Future Oceans Lab, facilitará el diseño de soluciones de adaptación que sean factibles y basadas en la ciencia para hacer frente a su pérdida. “Tradicionalmente, el análisis de riesgos acumulados de diferentes factores ha sido relegado en ciencia por su complejidad, pero ActNOW quiere suplir esta carencia haciendo un esfuerzo colectivo”, explican las investigadoras e investigadores vigueses implicados en el proyecto. En esta línea, consideran que el principal punto fuerte de este consorcio será, precisamente, que “pondrá en manos de los órganos decisores y autoridades un conocimiento actualizado y herramientas que les permitan predecir el impacto de múltiples factores sobre la biodiversidad costera y marina, y sobre los servicios ecosistémicos, para una mejor gestión y evaluación del impacto, que les permitan ser más resilientes a los rápidos cambios climáticos y medioambientales”.

La participación viguesa en el proyecto surge de la colaboración y participación previa en otros proyectos y actividades científicas como el proyecto FutureMARES,  así como de la participación de Ojea en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, IPCC. “Estas actuaciones nos permitieron ampliar y mejorar nuestro conocimiento y experiencia en el campo de la evaluación de riesgos frente al cambio climático, dando una mayor visibilidad a nuestro trabajo, además de darnos la oportunidad de trabajar con muchos de los investigadores que participan en esta nueva iniciativa”, recalca la investigadora, al tiempo que hace hincapié en que participar en un proyecto de esta magnitud con socios de renombre de índole internacional supone una gran oportunidad. “Seguimos trabajando con expertos de todo el mundo, lo que permite una mayor visibilización e internacionalización de nuestro grupo y de nuestro trabajo”, expresa.

Desde el punto de vista de estos investigadores e investigadoras las opciones de respuesta que hoy en día tienen los gestores para intentar recuperar o, cuando menos, mantener la biodiversidad pasan por medidas de gestión basadas en la naturaleza. “Este tipo de medidas intentan imitar el funcionamiento de la naturaleza a partir de acciones humanas, es decir, son actuaciones que los humanos pueden hacer para devolver la naturaleza a un estado sano donde la biodiversidad recupere los valores previos al impacto de la actividad humana”, explica Juan Bueno. Estas medidas pueden ir, según va detallando, desde una simple delimitación de un espacio natural protegido, hasta una restauración o repoblación de especies importantes para el funcionamiento del sistema, pasando también por la aplicación de reglas de extracción con fundamento científico, “en el caso de la pesca, por ejemplo”.

Este tipo de soluciones, además, suelen tener en cuenta, según recalcan los integrantes del Future Oceans Lab, conocimientos locales y tradicionales de los grupos sociales asociados a los ecosistemas en mejora, de manera que conllevan una componente social de alto interés. “Por supuesto, puede haber otro tipo de medidas basadas en la tecnología o en la conservación ex-situ que pueden ser muy eficaces, y en situaciones concretas también precisas, pero con costes normalmente mayores”, añade Bueno.

La actividad investigadora del CIM cuenta con el apoyo de la Xunta de Galicia y la Unión Europea, a través de su cofinanciación al amparo del Programa Operativo FEDER Galicia 2014-2020.

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