Clock, un proyecto de CIM, acerca evidencias sobre como los sistemas pesqueros pueden adaptarse a los impactos del cambio climático en la distribución de especies marinas

14 de febrero de 2022

Clock, un proyecto de CIM, acerca evidencias sobre como los sistemas pesqueros pueden adaptarse a los impactos del cambio climático en la distribución de especies marinas

Hace seis años echaba a andar el proyecto Clock del centro CIM, perteneciente a la Red CIGUS, una iniciativa liderada por Elena Ojea que buscala adaptación a la redistribución de los stocks pesqueros con cuatro objetivos fundamentales: comprender los nuevos retos que formula el cambio climático para la gestión pesquera actual; desarrollar un nuevo enfoque para la adaptación de la pesca dentro de un marco socioecológico (Marco de Adaptación); proporcionar evidencia empírica sobre posibles soluciones para la adaptación a las pesqueras, y ayudar a introducir la adaptación de la pesca como prioridad de las agendas políticas regionales e internacionales. Al amparo del proyecto del Consejo Europeo de Investigación (ERC), el grupo de investigación Future Oceans Lab del CIM de la UVigo, que dirige Elena Ojea, avanzó en la comprensión de como los sistemas actuales de gestión pesquera pueden superar los efectos de los cambios en la distribución a causa del cambio climático, así como cuáles son las medidas de adaptación que pueden permitir medios de vida equitativos y sostenibles a largo plazo. Clock operó con una perspectiva global sobre los impactos climáticos en la pesca y también con puntos de vista locales sobre sistemas socioecológicos pesqueros específicos en tres estudios de caso: la pesquería industrial vasca de túnidos tropicales y las pesquerías artesanales gallega y mexicana de Nayarit.

“Como resultado, obtenemos que la redistribución de las especies marinas por el cambio climático ya está impactando en importantes especies comerciales, creando mayores vulnerabilidades sociales y económicas en los países en desarrollo y afectando, tanto la eficiencia técnica, como el suministro de alimentos”, detalla Elena Ojea, que señala, que a nivel global encontraron un desajuste geográfico entre las áreas críticas del impacto del cambio climático y las respuestas de adaptación reportadas. A partir de los estudios de caso, el nuevo Marco de Adaptación de Clock demuestra que las respuestas de adaptación de los pescadores están determinadas por las capacidades sociales de adaptación existentes y la intensidad de los impactos climáticos. “Encontramos que los pescadores artesanales e industriales siguen un camino de respuesta común, desde permanecer en la pesquería, hasta transformarse y salir, lo que se explica en gran medida por el nivel y la estructura de organización del sistema pesquero”, explica la investigadora del CIM.

Impactos con implicaciones para la seguridad alimentaria

El trabajo realizado en el marco del proyecto del centro CIM, miembro de la Red CIGUS, incluye la combinación de datos climáticos, ecológicos y pesqueros globales para comprender los impactos y las respuestas de adaptación en la pesca a pequeña escala; así como una comparación exhaustiva de los marcos existentes de varias disciplinas para diseñar un marco de adaptación novedoso; desarrollo de modelos bioeconómicos a nivel local y regional para comprender la gestión óptima en sistemas de derechos de propiedad espacial, poblaciones transfronterizas y áreas marinas protegidas, y enfoques de estudios de casos empíricos, con análisis de partes interesadas y encuestas a pescadores individuales para comprender las respuestas de adaptación y probar el Marco de Adaptación. 

“A nivel global, los impactos de la migración de los recursos pesqueros exacerban las vulnerabilidades existentes, con cambios más grandes vinculados a las especies económicamente más dependientes en los países más pobres. Estos impactos tienen implicaciones para la seguridad alimentaria y contribuyen a las desigualdades globales, donde los países tropicales que dependen en gran medida de la pesca para el suministro de alimentos enfrentan los impactos más grandes”, enumera Ojea, que también explica que, en estas regiones climáticas críticas, las respuestas de adaptación en las comunidades pesqueras de pequeña escala tienden a ser más transformadoras. Mientras, a nivel local, las pesquerías industriales del País Vasco y las artesanales de Galicia y Nayarit sirven para seguir explorando vías de adaptación. “Los pescadores responden al cambio climático siguiendo un camino que va desde permanecer en la actividad, hasta adaptarse (cambiar de especie) y transformar sus medios de vida (diversificar ingresos fuera de la pesca). Los mayores impactos y para algunos grupos vulnerables, salir de la pesquería es la principal respuesta al cambio climático”, detalla la investigadora.

Seis años de realizaciones concretas

Los resultados derivados del proyecto Clock, del grupo de investigación del centro CIM perteneciente a la Red CIGUS, han dado lugar, a lo largo de estos años, a más de una veintena de publicaciones científicas revisadas por pares, así como tres tesis doctorales internacionales, además de la participación en informes políticos de alto nivel.

Asimismo, los resultados de los casos de estudio se presentaron a las comunidades pesqueras en más de una decena de talleres, en los que las personas participantes de las comunidades pesqueras identificaron soluciones clave para alcanzar la resiliencia al cambio climático y permitir una adaptación y transformación sostenible y justa.

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